martes, 25 de julio de 2023

LA UNIDAD UNA TAREA INEXCUSABLE

El carácter de la época, es la pugna por la hegemonía mundial entre la decadente superpotencia imperialista yanqui y las emergentes potencias de Rusia y China.

Esta pugna interimperialista es mundial y no existe gobierno alguno que pueda substraerse a esta realidad, dando lugar al posicionamiento o reposicionamiento de los gobiernos ya sea con el bloque hegemónico presidido por los Estados Unidos o con el bloque antihegemónico de Rusia y China. En esta pugna interimperialista por la hegemonía mundial, después del derrumbamiento de la URSS, ambos bloques se coludieron persiguiendo sus propios intereses comunes en algunos casos, en tanto que a la vez los EEUU y la OTAN no dejaron de llevar adelante su política de cercar a Rusia, con el propósito de destruirla o desmembrarla en pequeños estadillos, por ser una seria amenaza al mundo unipolar bajo la égida del imperialismo yanqui.  La colisión entre ambos bloques tiene un carácter mundial, y donde más se exacerbaron las contradicciones es en Ucrania (ocupado por los yanquis y la OTAN) donde Rusia resiste y  hace frente a un ejercito de mercenarios y fascistas organizados, financiados y equipados con el mejor armamento con el que cuentan los EEUU y la Unión Europea, aunque por cierto Rusia viene derrotando sucesivamente las ofensivas militares del régimen neonazi de Selensky que, en verdad, es la OTAN la que está siendo derrotado.

No existe ningún lugar del espacio planetario que esté libre de la pugna por la hegemonía mundial, ella se viene desarrollando de manera diversa. La colisión es inevitable, y los escenarios de la confrontación adquieren un carácter local, regional, continental y mundial, en sus diferentes niveles.  En esta pugna, no pueden concebirse la existencia de fenómenos políticos aislados o alejados de nuestra realidad, porque estos están concatenados y son interdependientes, de ahí que influyen y tienen y un alcance global del que no podemos escapar. Carece de objetividad cuando algunos creen que lo que sucede en Ucrania no nos afectará o no afectará al mundo entero, y poco menos que consideran que en nuestro país somos poco menos que el "ombligo del mundo", idea errada absolutamente por parte de algunos indianistas, indigenistas y demás expresiones ideológicas de la diversidad de la izquierda posmoderna.

En América Latina, la pugna hegemónica tiende a replicarse revelando de manera inocultable las verdaderas posturas e imposturas de los gobiernos. 

Los gobiernos denominados "progresistas" y para algunos "populistas" (Bolivia, Brasil, Venezuela, Colombia, Argentina, Nicaragua, Honduras, México) y otros como el Cuba Socialista, indudablemente se alienaron de alguna u otra manera en el bloque de las potencias emergentes o contrahegemónicas de Rusia y China. El caso de Chile, es diferente, donde se dice que existe  un gobierno dizque de la izquierda a la cabeza de Boric, que sin embargo en los hechos se identificó con el régimen neonazi de Selensky, y cuando puede y donde sea condena a Rusia, porque considera que éste invadió a Ucrania; y desconoce deliberadamente que el imperialismo yanqui y la OTAN consumaron el golpe fascista de Maidán el 2014 con la finalidad de consumar el cerco a Rusia, perseguir a los rusohablantes, prohibir el idioma ruso, bombardear indiscriminadamente a la población civil de Lugantz y Donetz (Dombas), perseguir y asesinar a los comunistas, instalar casi treinta laboratorios de guerra biológica y química en la frontera de Ucrania con Rusia, etcétera.   Boric ignora a propósito que  el imperialismo yanqui y su brazo armado de la OTAN  libran una guerra de agresión en contra de Rusia desde el territorio de Ucrania. Por lo visto Boric, es un socialista de la "izquierda millennial". En tanto que el gobierno de la derecha de el Salvador a la cabeza de Burkele, resultó siendo mas antimperialista que Boric, y sin duda alguna está posisionado en contra del bloque hegemónico.

El imperialismo yanqui, está dispuesto a incendiar el planeta con tal de no perder su condición de única superpotencia hegemónica.  

Desde la década del ochenta venimos sosteniendo que la tendencia es la tercera guerra mundial y frente a ella la tendencia es la revolución de los trabajadores, de los pueblos y naciones oprimidas del tercer mundo. Dadas las actuales condiciones, a guerra desatada por el imperialismo yanqui y la OTAN en contra de Rusia en Ucrania, se viene acentuando, y el riesgo inocultable es la tercera guerra mundial y la guerra termonuclear que, de darse acabaría con una gran parte de la humanidad (más de dos tercios de la totalidad de la población humana). Al imperialismo, principalmente al imperialismo yanqui, no le interesa la suerte de la humanidad, porque para éste, lo que prevalece son sus objetivos de conservar su hegemonía mundial a pesar de que su hundimiento es inevitable. Busca desesperadamente conservar y ampliar el mercado para sus productos, y  apoderarse por todos los medios, de los recursos naturales de los pueblos y naciones oprimidas del tercer mundo. Para ello, como estamos viendo, desarrolla una política ingerencista,  chantajista, guerrerista, terrorista y genocida para remontar su debilitada condición de superpotencia hegemónica. Sin embargo, por las derrotas que vienen sufriendo en Ucrania por parte de una Rusia que resiste y viene derrotando a mas de treinta países de la OTAN, y muy a pesar de un ejercito de mercenarios y ucranianos financiados y armados hasta los dientes con armas de ultima generación, su hundimiento es la expresión de la crisis general del capitalismo neoliberal en su última fase.  

Provocan a la China porque llegó a ser la segunda economía mundial, y temen ser superados o desplazados como primera superpotencia mundial. Asimismo, están horrorizados por el ascendente  desarrollo científico y tecnológico de China; y en contra de ello, se engendró otra organización guerrerista como es el AUKUS (Estados Unidos, Inglaterra y Australia) en contra dizque, de la amenaza de China. Tambien provocan y asedian a la heroica Corea del norte; se resisten abandonar una parte del territorio de  Siria, a la que le roban su petroleo. Sucede casi lo mismo en contra de Irán (potencia regional) por su desarrollo en todos los rubros y fundamentalmente por su política antisionista. 

Forjar la unidad de las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias, es la respuesta de los trabajadores, pueblos y naciones oprimidas del tercer mundo frente a la amenaza de una tercera guerra mundial y guerra termonuclear. 

La unidad debe ser la tarea suprema de todos quienes no hemos renunciado jamás a la necesidad de organizarnos, resistir, avanzar y derrotar los planes siniestros del imperialismo yanqui que amenazan, no solamente la sobrevivencia de la humanidad, sino también están dispuestos a destruir el planeta tierra. El levantamiento popular del pueblo de Francia que hizo remecer al gobierno de Macron (títere de los yanquis) demuestra que no solamente basta el movimiento por movimiento o la acción por acción- Hace falta comprender y asumir la necesidad de una organización que se constituya en mando y guía de la lucha de los trabajadores y del pueblo. Es una necesidad histórica que debe resolver la falta de una dirección revolucionaria idóneo que dirija y conduzca a los trabajadores, pueblos y naciones oprimidas del tercer mundo hacia los objetivos estratégicos para derrotar al imperialismo, principalmente al imperialismo yanqui, y desbrozar el horizonte hacia una nueva oleada revolucionaria mundial.   No hay otra alternativa; de lo contrario, las derrotas y derrotas populares sumarán. En esta linea es fundamental saldar cuentas con las expresiones políticas de alguna izquierda heterodoxa y posmoderna que expresan los intereses de algunas ONGs y Fundaciones financiadas por las instituciones del imperialismo y la susodicha cooperación internacional. porque niegan y menosprecian el papel de vanguardia y dirección orgánica y política de un Partido revolucionario debidamente armado de la ideología universal de los trabajadores, sin que por ello se menosprecie o prescinda de aquellas expresiones políticas con ideologías locales. Porque la unidad herramienta revolucionaria, por tanto es una tarea inexcusable e impostergable. El sectarismo, el fraccionalismo y la negación de la nccesidad del Partido, son las armas de la reacción.

 

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