Esta mañana al salir del frío sótano de mi cuartel de invierno, caminando cuidadosamente por la calle Mercado esquina calle Socabaya, en las puertas del edificio donde funcionaba antes el "Burger King" (creo que así se escribre), con espanto pude ver que se enfrentaban trabajadores contra trabajadores municipales. Unos decían defender sus derechos laborales; y los los otros, decían estar en contra de ellos. No importaba la lluvia que caía desde tempranas horas, ambas partes permanecían rígidamente inamovibles gritando con energía y voz ronca, consignas recíprocamente contraria.
Me sorprendió que en esas circunstancias, alguien con su dulce voz pronuncie mi nombre, "Tinito"; y pude ver de tanto tiempo el hermoso rostro de una muchacja oriental en apronte junto a sus compañeros de trabajo para defender sus derechos, Perplejo me quedé al verla a mi amiga de épocas cuando era estudiante universitaria. Estaba en el movimiento de los trabajadores que protestaban y reclamaban por sus derechos laborales desconocidos o cuestionados por la parte patronal. En medio del fragor de la confrontación entre "ambos bandos" de trabajadores, curiosamente separados por los efectivos policiales, nos abrazamos cálidamente en una mañana fría y lluviosa. Confieso que me alegró mucho verla despues de frustados encuentros por cuestiones de trabajo.
Bien, aquí está el problema, qué sucede que nuestras autoridades al no poder resolver un conflicto laboral atendiendo favorablemente y restringiendo lo odioso, recurren a los los nefastos "krumiros", quienes ante mi pegunta del por qué se oponían a las demandas de sus compañeros, me respondieron con desparpajo de que, "¡... no estaban de acuerdo¡"; y cuando les dije, ¿por qué?, me dieron una respuesta lacónica, "¡porque sí!". Luego todo volvieron a gritar a voz en cuello consignas antilaborales, sin considerar o darse cuenta que también sus contrarios eran trabajadores al igual que ellos.
Esta práctica no es reciente o "made in Bolvia", se dieron a lo largo de la historia de la lucha de los trabajadores a nivel internacional. Los krumiros siempre existieron, y en el caso de nuestro país también existieron, acentuadamente en la época de los gobiernos de facto, claro está, con su propia idiosincrasia (no indiosincracia, como confunden algunos). Cuando lo nefastos krumiros eran ineficientes, entonces venía la represión policial, y en el peor de los casos la intervención militar (violencia estatal, o como decía Max Weber, "..el Estado es la fuente de la legitimidad del uso de la violencia".)
Hoy casi ya no existen abogados laboralistas de la grandeza y profesionalidad con conciencia de clase o compromiso social, como el Dr. Anibal Aguilar Peñarrieta, el Dr. Isaac Sandoval Rodríguez y el Dr. Manuel Morales Dávila (en su época de entonces). Tampoco existen autoridades del trabajo (principalmente los Inspectores de Trabajo) comprometidos con los trabajadores o conscientes de que el Derecho Laboral, es protectivo de los derechos de los trabajadores. Su naturaleza de conciliadores, mediadores y orientadores, en modo alguno pueden puede justificar que caigan en la pasividad, la indiferencia o impotencia para resolver un conflicto laboral.
El conflicto de los trabajadores municipales, al igual que cualquier otro conflicto laboral tiene ser encarado con la convicción de que se debe aplicar la legislación laboral, la cual es la mas avanzada de América Latina (motivo por el cual muchos intentaron por hacerla retroceder con cualquier pretexto) La teoria y la doctrina en material laboral es vasto en nuestro país, en cuanto a la aplicación de los principios de protección de los derechos, conquistas y reivindicaciones de los trabajadores . De lo que se trata es de aplicar los mismos y así emitir las instructivas para que la parte patronal las cumpla bajo apercibimiento y conminatoria de sanciones por infracción a las leyes sociales.
Bueno, creo valió la pena abandonar por un momento el frío sótano de mi cuartel de invierno.
Es de esperar ahora que algunos me maldecirán y otros me bendecirán, Todos tenemos derecho a disentir, esencia del ejercicio de la democracia liberal en todas sus formas. Tinolas
